Al principio...


Vivimos, o así me parece, una época un tanto convulsa y necesitamos o mejor: necesito obligarme al ejercicio gimnástico, y no precisamente al estético sino al ético. Necesito hacer ejercicio de prudencia, de templaza, de fortaleza, de responsabilidad, de rigor, de entereza, aunque también de arrojo, de esfuerzo, de audancia, de ardor y de quién sabe cuantos otros "músculos" que pueda tener atrofiados. Este espacio, esta "quinta columna" tiene vocación de "banco gimnástico" y por más barbaridades que escupa o vomite, tibiezas por los que me deje llevar o lisonjas merecidas o inmerecidas regale, será mi cuerpo, será mi alma la que habrá de sufrir o gozar. ¿Religión, filosofía, salud mental? Que cada cual coja su "banco" o su cruz y participe con ilusión de la olimpiada de la vida.



miércoles, 15 de mayo de 2013

Hoy no me puedo levantar.


Levantarse aún de noche a trabajar, deprime. Si encima te han hurtado una hora de descanso y has pasado la noche en duermevela por el inquietante ruido del viento y la lluvia, se hace más que evidente que emprender el lunes es tarea grave. Aunque es más preocupante el ánimo depresivo con el que una buena mayoría retomamos el cotidiano reto laboral. No obstante, a Dios gracia, si es que tenemos reto laboral, porque ya sabemos que nuestra provincia ha superado el 40% de parados y a ellos si que les habrá costado rebuscar en lo más hondo de su ser un mínimo de energía para, un día más, tirarse a la calle al encuentro de tan preciado tesoro, un trabajo.

Me cuesta trabajo recordar si hubo algún día de entusiasmo colectivo, algún día en el que volcábamos toda nuestra energía y entusiasmo por el crecimiento económico de nuestro país y nuestra correspondiente cuota de bienestar. Pero sí, parece ser que los hubo. Ayer en la reposición de un conocido programa de televisión, hablando del espejismo económico o la burbuja inmobiliaria, explicaba un antiguo responsable del gobierno de la nación la dejación político que se observó sobre este asunto. Decía que hubiera sido como cortar la música en medio de una gran fiesta. Pues sí, es probable, aunque yo, al igual que miles y millones de personas no bailábamos, en todo caso servíamos copas, limpiábamos mesas o estábamos presto a “oído cocina”.. O sea nos limitábamos a trabajar cada uno en su oficio por un sueldecito digno y fiestas las justas, oiga.

Si hubieron de los que se pegaron la gran fiesta, ya los vemos como poco a poco se retratan: políticos, banqueros, empresarios de postín. Mucho listo que no inteligente, mucho desaprensivo que no decente, mucho ambicioso que no solidario.

¡Que trabajito me cuesta emprender la semana! Aunque quién dijo que la supervivencia es entusiasta ? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario